El Internet de las cosas (IoT) es un proceso que permite conectar los elementos físicos cotidianos al Internet, desde los objetos domésticos comunes, como las bombillas de luz, hasta los recursos para la atención de la salud, como los dispositivos médicos; las prendas y los accesorios personales inteligentes; e incluso los sistemas de las ciudades inteligentes. Los dispositivos del IoT que se encuentran dentro de esos objetos físicos suelen pertenecer a una de estas dos categorías: son interruptores (es decir, envían las instrucciones a un objeto) o son sensores (recopilan los datos y los envían a otro lugar).
El
funcionamiento de los sistemas de IoT tradicionales consiste en enviar, recibir
y analizar los datos de forma permanente en un ciclo de retroalimentación.
Según el tipo de tecnología de IoT, las personas o los sistemas de inteligencia
artificial y aprendizaje automático (IA/ML) pueden analizar estos datos casi de
inmediato o durante cierto tiempo. Por ejemplo, para saber cuándo es ideal
controlar el termostato antes de volver a casa, el sistema de IoT puede
conectarse a la API de Google Maps y, de este modo, obtener información actual
sobre el tráfico en el área. Además, puede utilizar los datos a largo plazo del
automóvil para conocer sus hábitos de conducción.
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